Buscar este blog

lunes, 26 de julio de 2010

CAPÍTULO 13 - ADIÓS, ALFRED

Nada había cambiado. Alfred seguía yéndose días enteros sin llamar. Incluso en algún momento Alfred se había puesto violento con Danielle.
Alfred se había comprado un pequeño local, muy escondido, con parte del dinero que recibía de Valenti. En él guardaba su máscara, sus armas, las rosas negras... En su guarida, se preparaba, y se volvía loco en aquel mundo. Ya no amaba a Dios, ni le temía, y se sentía identificado con la muerte, y el demonio. Ya no veía malo el matar, sino bueno, algo que fortificaba el alma.

Danielle no conseguía superarlo. No quería ver a su marido así, y casi ni se hablaban.

Alfred ya no sentía nada por ella. Vivía en su pequeño mundo alejado de la vida, y solo sentía odio. Ya no se sentía mal porque su mujer no le perdonase. Pero Alfred se dabá cuenta de todo, no pensaba dejar a su hija sin nada, le pensaba pagar todo.

Alfred abrió un cajón. En el guardaba muchas fotos, de su mujer, fotocopias de algunas ecografías, fotos de empresa, de sus amigos... Por si alguna vez necesitaba desprenderse un tiempo de su mundo de odio.
Vio una foto de su jefe, aquel jefe que iba de humilde y bueno, pero no pagaba una mierda, en comparación de su nómina, sus tres cochazos y sus casas. Cogió la foto y la quemó. Iba a hacer su primer asesinato sin orden. Sin Valenti.

Cogió el coche. Estaba a punto de terminar el turno de su jefe, y era viernes, asique se quedaría en alguna de sus casas todo el fin de semana. Pero quería saber en cual. Le siguió. Se quedaría en la casa de Rhode Island.
Se fue de nuevo a su guarida. Se tardaba 1 hora. Estaba divorciado, y no había ninguna señal de que estuviesen los hijos, pero pretendía controlar la zona. El domingo atacaría.

Pensó en hacer una tabla de sus futuras víctimas. Fue escogiendo la gente que le había tratado mal, y aquellas personas a las que no soportaba. Ya no sentía límites. Ya no era un hombre bueno. Ya no era Alfred. Ahora, era Cain.

Le llegó el recuerdo de un chico, en el colegio, que siempre se había metido con él. No recordaba el nombre, pero cuando lo recordase, ese chico moriría.

El odio le entró a la mente. Alfred sentía ese odio y desprecio muchas veces. Aquello le metía en su mundo. Pero le gustaba ese mundo, donde él era el dueño, el solo dañaba, y nadie amaba. Nadie

Danielle estaba preocupada, Alfred llevaba desde el miércoles sin venir.
-Esto debe acabar, cuanto antes.- Se dijo Danielle a sí misma.
Se tocó la tripa. Pensaba esperar hasta el nacimiento. Si la situación no cambiaba, dejaría Killingly y a Alfred.

No hay comentarios:

Publicar un comentario