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viernes, 11 de junio de 2010

CAPÍTULO 7: ASESINATO Y REMORDIMIENTOS

El señor Doyle miró asustado a cada lado. ¿Era una amenaza?, ¿Una broma de un gamberro?. ¿Pero qué gamberro estaría en unaconvención de cientificos y matemáticos?
Cain entró por detrás. Se había asegurado de cerrar ventanas y puertas, por lo que no podría entrar.
-Hola-
-¿Quién es usted? Voy a llamar a la policía como no se vaya inmediatamente- dijo asustado el señor Doyle.
-No se preocupe, ahora, tranquilícese, esto no le dolerá...-
Doyle estaba tumbado en la cama, temblaba y estaba paralizado.
Caín cogió bruscamente el brazo del señor Doyle y lo giró con fuerza y lo rompió. Entonces lo cortó en pedacitos.
El señor Doyle dio un grito de dolor y terror.
-Uy, ¿dije que esto no dolería?, me equivoqué.- Dijo con malicia.
Cortó por todas partes, y dejó unos trozos perfectos. Cuando solo quedaban por cortar las piernas, se dio cuenta de que estaba disfrutando... Matar era malo, pero difrutar haciéndolo, tambien...
Sin embargo sigió, y formó la palabra Cain con los trozos del cuerpo, y como le sobró alguno, los puso al lado de la rosa negra. Todos menos uno, el que debía entregar a Valenti.
Se aseguró de no dejar huellas y salió por la ventana. Era un quinto piso, pero lo tenía planeado. Había colocado un sistema con cuerdas y poleas desmontable.

Llamó a Valenti con el móvil que le había dado.
-¿Diga?-
-Hola, Sr. Valenti, el trabajo está hecho.- le dijo
-Bravísimo. Dirígete al escondite. Espero que lleves el encarguito.-
-Sí, aquí está todo, enseguida voy- le dijo.
Colgaron.

Llegó y llamó a la puerta (dando golpes, claro). Le abrió Valenti y le metió rápidamente.
-Muy bien, vamos a mi despacho- le dijo Valenti

Llegaron. Estaba mejor que la otra vez. Había varios papeles sobre la mesa y un cuadro de un hombre con Valenti de joven.
-¿Quién es el de la foto?-
-Fue el hombre con el que fundé la mafia. Me traicionó y... bueno... ya sabes-
Valenti se dio cuenta de lo troiste que era aquello. Con tal de ganar mucho dinero, la gente mataba, y eso no solo pasaba en la mafia, sino en la vida. El mundo no era justo.
-Bueno, entonces, ¿dónde está?-
Alfred cogió una pequeña bolsa con hielo, y sacó el trozo.
-¡Perfecto! Y dime, ¿qué sentiste en el momento de matar?-
-Disfrutaba, mucho, por un momento me cuestioné si estaba bien disfrutar, pero se me quitó de encima. Y cuando clavé el hacha por primera vez... Fue increible.- le dijo casi eufórico
-Osea, quete gustó- le preguntó
-Sí, muchísimo-
-Bueno, pues vete a casa y descansa. Ya has hecho todo por mí-


Alfred llegó a su casa. Se sentó en el sofá y se derrumbó, pero se secó las lágrimas pronto, no quería que su mujer le viese. Sentía que había estado fatal matar, pero mucho más hacerlo de una forma tan escéntrica. Había disfrutado, y eso era lo que le hacía sentir mal.

Por la mañana compró el periódico. Salía en portada el asesinato de Doyle. En él se decía que había sido un crimen perfecto, que no había ninguna huella, pelo...
Sobre todo se destacaba el nombre de Cain. Llegaron a una conclusión correcta, que el nombre era bíblico, por Cain, el que mató a su hermano.

Su muejr se levantó y le dio un beso.
-¡Cariño! No sabía que habías llegado. ¿Qué tal?, ¿Todo bien?. Luego me cuentas, que me tengo que ir prontísimo al médico, a hacer las primeras ecografías. Por cierto, ¿has leído el periódico?. ¡Qué loco! ¿Cómo se puede matar a alguien así, de esa forma?; Mejor dicho, ¿cómo se puede matar a alguien sin tener cargo de conciencia?. Espero que le pillen y le encierren muchos años. Además matar a ese hombre, un cerebro en este país.- dijo enfadada.
-Tienes razón- dijo cabizbajo
Tenía la sensación de que esto le iba a perseguir muchísimo tiempo, incluso toda su vida...