*ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO ES SOBRE LA MUJER DE CAÍN, DANIELLE*
Danielle iba pensando mientras conducía. Su marido había cambiado muchísimo. Desde hacía dos meses no se hablaban, y no mostraba interés alguno en ella o en su hijo... De repente le vino a la cabeza aquellos días en los que siempre faltaba por las noches. Se dio cuenta de que su marido le ponía los cuernos, o se los había puesto. Y por eso había cambiado tanto... Su marido ya no le quería...
Mientras conducía sus ojos empezaron a echar lágrimas. Por seguridad aparcó en un bar de carretera. Entró y pidió un MARTINI. Mientras lo bebía pensaba en todos los momentos felices con su marido. Quería volver a ver esa mirada en sus ojos, esa alegría que tenía cuando le dije que estaba embarazada. Hacía muchísimo tiempo que no veía alegría en su matrimonio.
Pidió varias rondas más. Se le habían hecho las siete de la tarde.
Un hombre le empezó a hablar:
-Hola, ¿vienes mucho por aquí?
-No, respondió secamente Danielle
-Bueno, entonces debo de haber tenido mucha suerte estando justo hoy aquí. ¿Quiéres ir a algun ugar un poco más intimo?
-No quiero ir a ningún lado contigo, maldito borracho. Vete o llamo a la policía, le gritó Danielle
-Bueno, bueno, no te enfades. ¿Sabes qué? Eresd una chica con caracter, me gusta, toma- sacó un trozo de papel y apunto su número- mi teléfono. Me llamo George.
El hombre se fue. Danielle estaba confusa. De repente se dio cuenta de algo, no había ido al hospital. Ya no tenía cita y no la dejarían ir, además de que soltaba un terrible holor a alcohol. Cogió el coche y fue a casa.
Cuando llegó a casa su marido Alfred no estaba. No se sorprendió, pero aquello la enfureció. Decidió tranquilizarse y sentarse por su hijo. El bolso se calló al suelo y vio el trozo de papel con el teléfono de George. Después de pensarlo varios minutos se decidió a llamar. Le dijo donde vivía y le aclaró que solo quería hablar, aunque el insinuó varias veces que no solo iban a hablar. Danielle lo dejó pasar. estaba segura que su marido le era infiel, y pensaba que así era la forma de darle su merecido.
Después de varios Vodkas y Marinis, entre otros, pasó lo que tenóa que pasar. Danielle no se sentía nada a gusto, pero pensaba que era su forma de dañar a Alfred por destruir su familia.
Por la mañana se despertó. Todo indicaba que Alfred no había dormido en casa. George se había ido. Danielle se sentía muy mal y tenía resaca. Además el alcohol era malísimo para su hijo.
Vio una nota en la que ponía lo siguiente:
Querida Danielle:
Ayer me contaste todo lo que te pasa, cuanto sufres y como lo llevabas.
No solo te veo como un ligue, sino como una persona que me comprende.
Me gustaría quedar contigo para hablar, y poder contarte lo que me pasa.
Gracias por una noche tan genial, George.
Cuando Danielle leyó eso se arrepintió de haber tratado a George como un borracho cuando le conoció. Quizá ha ido solo esa vez para ahogar sus penas. Pronto quedaría con el de nuevo...