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lunes, 28 de junio de 2010

CAPÍTULO 9: DANIELLE...

*ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO ES SOBRE LA MUJER DE CAÍN, DANIELLE*
Danielle iba pensando mientras conducía. Su marido había cambiado muchísimo. Desde hacía dos meses no se hablaban, y no mostraba interés alguno en ella o en su hijo... De repente le vino a la cabeza aquellos días en los que siempre faltaba por las noches. Se dio cuenta de que su marido le ponía los cuernos, o se los había puesto. Y por eso había cambiado tanto... Su marido ya no le quería...
Mientras conducía sus ojos empezaron a echar lágrimas. Por seguridad aparcó en un bar de carretera. Entró y pidió un MARTINI. Mientras lo bebía pensaba en todos los momentos felices con su marido. Quería volver a ver esa mirada en sus ojos, esa alegría que tenía cuando le dije que estaba embarazada. Hacía muchísimo tiempo que no veía alegría en su matrimonio.
Pidió varias rondas más. Se le habían hecho las siete de la tarde.
Un hombre le empezó a hablar:
-Hola, ¿vienes mucho por aquí?
-No, respondió secamente Danielle
-Bueno, entonces debo de haber tenido mucha suerte estando justo hoy aquí. ¿Quiéres ir a algun ugar un poco más intimo?
-No quiero ir a ningún lado contigo, maldito borracho. Vete o llamo a la policía, le gritó Danielle
-Bueno, bueno, no te enfades. ¿Sabes qué? Eresd una chica con caracter, me gusta, toma- sacó un trozo de papel y apunto su número- mi teléfono. Me llamo George.

El hombre se fue. Danielle estaba confusa. De repente se dio cuenta de algo, no había ido al hospital. Ya no tenía cita y no la dejarían ir, además de que soltaba un terrible holor a alcohol. Cogió el coche y fue a casa.

Cuando llegó a casa su marido Alfred no estaba. No se sorprendió, pero aquello la enfureció. Decidió tranquilizarse y sentarse por su hijo. El bolso se calló al suelo y vio el trozo de papel con el teléfono de George. Después de pensarlo varios minutos se decidió a llamar. Le dijo donde vivía y le aclaró que solo quería hablar, aunque el insinuó varias veces que no solo iban a hablar. Danielle lo dejó pasar. estaba segura que su marido le era infiel, y pensaba que así era la forma de darle su merecido.

Después de varios Vodkas y Marinis, entre otros, pasó lo que tenóa que pasar. Danielle no se sentía nada a gusto, pero pensaba que era su forma de dañar a Alfred por destruir su familia.

Por la mañana se despertó. Todo indicaba que Alfred no había dormido en casa. George se había ido. Danielle se sentía muy mal y tenía resaca. Además el alcohol era malísimo para su hijo.

Vio una nota en la que ponía lo siguiente:

Querida Danielle:
Ayer me contaste todo lo que te pasa, cuanto sufres y como lo llevabas.
No solo te veo como un ligue, sino como una persona que me comprende.
Me gustaría quedar contigo para hablar, y poder contarte lo que me pasa.
Gracias por una noche tan genial, George.


Cuando Danielle leyó eso se arrepintió de haber tratado a George como un borracho cuando le conoció. Quizá ha ido solo esa vez para ahogar sus penas. Pronto quedaría con el de nuevo...

martes, 15 de junio de 2010

CAPITULO 8-Y la muerte le llamó de nuevo...

Ya habia pasado dos meses desde la tragedia,pero en Alfred todavía había secuelas sobre los actos.
Hoy les decían el sexo del bebé,iba a ir sólamente ella,él,constantemente,miraba a su teléfono móvil por si recibía alguna llamada de Valenti,pero todos los días desde su última misión era la misma,ni un mensaje,ninguna llamada perdida,nada.
Danielle estaba a punto de salir por la puerta,su cara expresaba tristeza,tristeza al ver que su marido no le preguntara nada sobre su futuro primogénito,ni que tampoco le preguntara nada sobre su vida,pero ella quiso decirle algo:

-Alfred,¿de verdad no quieres venir conmigo?Ya sabes que dicen si es niño o niña y me gustaría que vinieras.Por lo menos,si no es importante para ti lo podrias hacer por mi.

Aún así,la habitación seguía callada,pero ella prosiguió:

-Soy tonta por creer que no habías cambiado en estos dos últimos meses,y soy tonta por tener un hijo con un padre como tú.

Él reaccionó,pero no ha tiempo;Danielle ya había cerrado la puerta de golpe.
Se levanó y le dio un golpe al cristal de la ventana,viendo cómo se iba su mujer rápidamente con su coche pero su cilindrada era lenta y dolorosa para él.Después él exclamó:

-Maldito el que me obligó a correr este riesgo y seguir el camino que estoy siguiendo.Maldito yo por disfrutar de algo malvado y cruel como es asesinar a un indefenso hombre y por estar los últimos dos meses pasando las noches en vela,¿para qué? Para no recibir una simple llamada para matar a otra persona.Y todo esto por un kilo de billetes,que,al final,sólo es dinero.

Pensó que lamentarse no iba a solucionar las cosas,pero tenía que elejir.No estaba seguro de lo que iba a hacer,sólo cogió las llaves de su moto para emprender el viaje decisivo.

-Perdóname cariño...

Penso para sí,porque sabía que la decisión que había tomado era beneficiosa para los tres pero,a la vez,perjudicial para todos.
Iba de camino hacia el escondite de Valenti para ofrecerle sus servicios.Llevaba consigo una mochila con todo lo necesario y,sobre todo,su muestra de identidad,su máscara.Una vez que había llegado abrió la gran puerta que comunicaba el pasillo con el exterior,pero sólo encontró a Valenti sentado en su gran trono de mafioso superior mientras fumaba un puro venido diréctamente de La Habana.

-Qué gran sorpresa,aquí esta Alfred.

-Llámeme Caín.

-Parece que vienes estresado,¿qué es lo que te ha traído hasta aquí?

-Desde que maté a Peter siento un sentimiento inexplicable.Sé que lo que hice está mal,pero tengo ansias de dolor,de sangre y de muerte...

-Es lo que nos pasa a todos la primera vez,no te sientas incomprendido,éste es tu sitio,además,sabía que tarde o temprano volverías y te he reservado un caso que sólo puedes hacer tú.

Sacó una carpeta roja de debajo de la mesa,que Alfred cogió sin pensarlo.

-Aquí tienes a tu próxima víctima...April Murray

viernes, 11 de junio de 2010

CAPÍTULO 7: ASESINATO Y REMORDIMIENTOS

El señor Doyle miró asustado a cada lado. ¿Era una amenaza?, ¿Una broma de un gamberro?. ¿Pero qué gamberro estaría en unaconvención de cientificos y matemáticos?
Cain entró por detrás. Se había asegurado de cerrar ventanas y puertas, por lo que no podría entrar.
-Hola-
-¿Quién es usted? Voy a llamar a la policía como no se vaya inmediatamente- dijo asustado el señor Doyle.
-No se preocupe, ahora, tranquilícese, esto no le dolerá...-
Doyle estaba tumbado en la cama, temblaba y estaba paralizado.
Caín cogió bruscamente el brazo del señor Doyle y lo giró con fuerza y lo rompió. Entonces lo cortó en pedacitos.
El señor Doyle dio un grito de dolor y terror.
-Uy, ¿dije que esto no dolería?, me equivoqué.- Dijo con malicia.
Cortó por todas partes, y dejó unos trozos perfectos. Cuando solo quedaban por cortar las piernas, se dio cuenta de que estaba disfrutando... Matar era malo, pero difrutar haciéndolo, tambien...
Sin embargo sigió, y formó la palabra Cain con los trozos del cuerpo, y como le sobró alguno, los puso al lado de la rosa negra. Todos menos uno, el que debía entregar a Valenti.
Se aseguró de no dejar huellas y salió por la ventana. Era un quinto piso, pero lo tenía planeado. Había colocado un sistema con cuerdas y poleas desmontable.

Llamó a Valenti con el móvil que le había dado.
-¿Diga?-
-Hola, Sr. Valenti, el trabajo está hecho.- le dijo
-Bravísimo. Dirígete al escondite. Espero que lleves el encarguito.-
-Sí, aquí está todo, enseguida voy- le dijo.
Colgaron.

Llegó y llamó a la puerta (dando golpes, claro). Le abrió Valenti y le metió rápidamente.
-Muy bien, vamos a mi despacho- le dijo Valenti

Llegaron. Estaba mejor que la otra vez. Había varios papeles sobre la mesa y un cuadro de un hombre con Valenti de joven.
-¿Quién es el de la foto?-
-Fue el hombre con el que fundé la mafia. Me traicionó y... bueno... ya sabes-
Valenti se dio cuenta de lo troiste que era aquello. Con tal de ganar mucho dinero, la gente mataba, y eso no solo pasaba en la mafia, sino en la vida. El mundo no era justo.
-Bueno, entonces, ¿dónde está?-
Alfred cogió una pequeña bolsa con hielo, y sacó el trozo.
-¡Perfecto! Y dime, ¿qué sentiste en el momento de matar?-
-Disfrutaba, mucho, por un momento me cuestioné si estaba bien disfrutar, pero se me quitó de encima. Y cuando clavé el hacha por primera vez... Fue increible.- le dijo casi eufórico
-Osea, quete gustó- le preguntó
-Sí, muchísimo-
-Bueno, pues vete a casa y descansa. Ya has hecho todo por mí-


Alfred llegó a su casa. Se sentó en el sofá y se derrumbó, pero se secó las lágrimas pronto, no quería que su mujer le viese. Sentía que había estado fatal matar, pero mucho más hacerlo de una forma tan escéntrica. Había disfrutado, y eso era lo que le hacía sentir mal.

Por la mañana compró el periódico. Salía en portada el asesinato de Doyle. En él se decía que había sido un crimen perfecto, que no había ninguna huella, pelo...
Sobre todo se destacaba el nombre de Cain. Llegaron a una conclusión correcta, que el nombre era bíblico, por Cain, el que mató a su hermano.

Su muejr se levantó y le dio un beso.
-¡Cariño! No sabía que habías llegado. ¿Qué tal?, ¿Todo bien?. Luego me cuentas, que me tengo que ir prontísimo al médico, a hacer las primeras ecografías. Por cierto, ¿has leído el periódico?. ¡Qué loco! ¿Cómo se puede matar a alguien así, de esa forma?; Mejor dicho, ¿cómo se puede matar a alguien sin tener cargo de conciencia?. Espero que le pillen y le encierren muchos años. Además matar a ese hombre, un cerebro en este país.- dijo enfadada.
-Tienes razón- dijo cabizbajo
Tenía la sensación de que esto le iba a perseguir muchísimo tiempo, incluso toda su vida...